14 de julio. - Es la Fiesta de la República. Me he paseado por las calles. Los petardos y las banderas me divertían como a un niño. Sin embargo es un estupidez sentirse alegre a fecha fija, por decreto del gobierno. La gente es un rebaño imbécil, tan pronto estúpidamente paciente como ferozmente revolucionado. Se le dice: "Diviértete", y se divierte. Se le dice: "Ve a pelearte con tu vecino", y va a pelearse. Se le dice: "Vota al Emperador", y vota al Emperador. Luego se le dice: "Vota a la República", y vota a la República.
Quienes dirigen son unos estúpidos también; pero en vez de obedecer a unos hombres obedecen a unos principios, que no pueden ser más que estúpidos, estériles y falsos, por el motivo mismo de que son principios, es decir ideas consideradas ciertas e inmutables, en este mundo donde nada es seguro, porque la luz es una ilusión, porque el ruido es una ilusión.
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Fragmento de "El Horla" de Guy de Maupassant (1850-1893).
Estoy completamente de acuerdo con la primera parte. La sociedad por lo general es un rebaño que se deja guiar. Muchas veces la gente se queja de esto y lo otro, pero es tan sólo palabrería. También es cierto que alguna oveja va por libre, pero la gran masa no. A parte uno debe sentirse feliz en Navidad, comprar regalos para demostrar su afecto, amar en San Valentín, disfrazarse en carnavales, olvidar todo lo malo este día y mañana seguir igual.
La segunda parte es un poco más compleja, porque si creo en algunos principios, aunque también es cierto que otros tantos pueden resultar tonterías.
Es curioso ver como un texto de finales del siglo XIX sigue siendo válido a principios del XXI.
