Gregoria Serrano murió el 18 de enero de 1999, en Albacete, ciudad a la que hubo de trasladarse desde Madrid, por culpa del alzheimer. Todo esto lo sabemos por el poema que, dos años más tarde, le escribió su marido, Fermín de Heras. Los 9 primeros versos evocan el momento en el que se conocieron:
Goya, cuando te conocí,
en Abril del treinta y nueve,
era una ruina Madrid,
un Madrid que languidece,
harto de tanto sufrir;
sólo sé que esa noche diluviaba,
pero al verte sonreír,
bajo un diminuto y asustado paraguas,
lo demás poco importaba...
Fuente: "La muerte mensajera. Las esquelas de defunción como elemento informativo". Dr. Bernardino M. Hernando. Profesor titular de Periodismo. UCM.
2 comentarios:
Cuando uno siente de cierta manera, que todos sabemos como es, da igual que nieve que truene, da igual todo, lo que uno ve es la felicidad cara a cara, y eso nos pone en el mundo.
Me ha gustado mucho este pequeño corte, del que se puede sacar un libro si uno sabe y se pone.
Un saludo
Yo me emocioné al leerlo, por la ternura y el dramatismo implícito, una ciudad destrozada por la guerra civil... También da esperanza, no hay nada que no se puede reconstruir, incluso la sonrisa. Me alegra que te haya gustado
saludos
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